sábado, 5 de abril de 2014

dos bolsas

“¿Dos bolsas?”
El tipo duro quemado de rayos estivales rebotados en chapa hace la pregunta. El joven para de inmediato y se da vuelta para mirar.
“¿Dos?”
El tipo duro salta de la caja de la camioneta oxidada que lleva y trae casas hechas puzzle. Sus zapatos son demasiado amarillos y tienen suelas gruesas de martillo y las puntas durísimas, quizás para dar puntapiés.
“Vení”
La voz del tipo suena cansada y tiene gusto a mate. El joven carga dos bolsas apiladas con los brazos en ángulo recto y la espalda como el campanero de Notre Dame.
“¿Sí?”
El joven sube las cejas con cara de ni-idea. Sus alpargatas alguna vez fueron blancas.
El tipo se acerca y transgrede sólo un par de milímetros la burbuja virtual del espacio personal del joven. Con eso basta.
“Hemos luchado incansablemente…”
Lo dice y se saca el casco demasiado amarillo.
Las suelas gruesas son para pisar clavos.
De adentro del casco saca un paquetito de tabaco Cerrito con gusto a lentejas. Vuelve el sombrero rígido a su cabeza.
“…para bajar el peso de la bolsa de portland. Antes la bolsa de portland pesaba 50 quilos. ¿Sabés cuánto es eso? Lo que tenés en los brazos”.
Tomó un montoncito de tabaco rubio y lo esparció a lo largo de la hojilla amarillenta. El viento se llevó algunas hebras. Las bolsas del joven y la hojilla del tipo temblaban un poco.
El campanero de Notre Dame tiene una joroba.
“Gracias a la lucha de los compañeros, las bolsas ahora son de 25 quilos”.
Dicen que el tabaco viejo tiene gusto a lentejas.
Una gota saltó de la frente del joven.
 “¿Y vos querés volver atrás?”
Paseó la lengua por el papelito y lo enrolló y se puso el cigarrillo en los labios y dejó caer su mano pesada de sindicato sobre las bolsas del joven.
Las bolsas caen sobre los pies del joven y le inyectan sangre debajo de las uñas.
 “¡Las bolsas de a una, carajo!”
Prendió el cigarro entre índice y pulgar con el rostro contraído de tipo duro.
“Te viá’ pegar en la boca…” murmuró con los labios casi pegados cuando se iba.
Las puntas duras de los zapatos amarillos son para prevenir uñas negras.

1 comentario:

  1. Me gustó mucho, mucho. Aguanten los blogs, ese lugar para escribir por escribir. "Yo solo escribo por plata", me dijo una vez una compañera de laburo cuando le pregunté si por casualidad tenía un blog. Ella se lo pierde :)

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