Comienzo
este diario con la esperanza de resistir la hecatombe que se avecina, pero sé,
en el fondo de mi corazón libre de drogas aunque lleno de colesterol, que de
esta no saldremos vivos. Con mi mujer y mis hijas hemos planificado esta misión
de supervivencia hace mucho tiempo, cuando presenciamos horrorizados por
televisión los acontecimientos de público conocimiento que desde el Parlamento
han originado la crisis inminente. Sabemos que el caos y el libertinaje se
aproximan, y que a largo plazo la aplicación de esta ley significa el fin de la
R.O.U. como país. Por eso nos hemos surtido de alimentos y municiones (miles de
cajitas de McDonalds) e instalado en
el subsuelo de nuestro hogar a esperar que esta revolución infernal pase y
podemos continuar con nuestras vidas normales, si Dios quiere. Mientras escribo
disfruto de un Johnnie Walker on the
rocks, y me pregunto si las saludables costumbres tradicionales habrán
quedado atrás para siempre a manos de una sociedad falopera, auto-flagelante,
ignorante y pobre (¡puaj!).
Mantendré
informado de mi situación por esta vía; sepan que si dejo de escribir es porque
he muerto fusilado por un menor infractor drogado con marihuana o me ha
aniquilado un escuadrón tupamaro.
¡Hasta la
victoria, compañeros!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario